EN BUSCA DE UN SUEÑO TRAS LAS TORMENTAS ETA E IOTA EN GUATEMALA

EN BUSCA DE UN SUEÑO TRAS LAS TORMENTAS ETA E IOTA EN GUATEMALA


Heidi Johanna Ramírez Esquivel ha podido formar un negocio de venta de granizadas, ahora cuenta con alimentos en su hogar y ha podido incluso guardar un pequeño ahorro para poder cumplir su sueño de construir en un futuro su propia vivienda. Su vida ha dado un giro de 180 grados después de que Ramírez, de 30 años, y madre de tres niños y una niña, sufriera el pasado año en Guatemala los embates de las depresiones tropicales ETA e IOTA.  Tras las tormentas, pasó días difíciles, ya que su familia no tenía qué comer y a esta situación se le unieron problemas familiares en su hogar que desembocaron en la separación con su pareja.

Heidi Ramírez vive con su familia a 81 kilómetros de la cabecera municipal del departamento de Izabal, en la Aldea Sebol, del municipio de Morales. La comunidad cuenta con una carretera mejorada, sin embargo, sus condiciones de acceso varían de acuerdo con las estaciones meteorológicas del año.  El número promedio de familias que viven en la comunidad es de 320, con un total de 1,550 habitantes. La población en su mayoría es campesina y su oficio principal es la agricultura tradicional, de modo que la fuente de ingresos principal es la jornalera para fincas bananeras, mientras que otra parte de la población trabaja en tiendas locales.

En este contexto, Heidi Ramírez pudo mejorar su vida, gracias a que es beneficiaria del “Proyecto CA-4: Seguridad Alimentaria: Respuesta a las Necesidades de las Comunidades más Vulnerables, Afectadas por la Crisis Alimentaria prolongada y sequías recurrentes en el Corredor Seco de Centro América y población afectada por ETA & IOTA”.  Actualmente, ha tomado el cargo de coordinar cada acción que se le solicite en la comunidad.

La asistencia le llegó a Heidi en el momento oportuno y comenta que acudió emocionada a recibir las transferencias monetarias a Aldea Playitas, Morales, en el Departamento de Izabal, lo que le va a permitir construir su vivienda. Ahora no tiene casa propia y en la que habita pertenece a su padre y está construida con tablas de madera y techo de lámina, mientras que cuenta con un solo ambiente en el que se encuentra el dormitorio y la cocina.

Con el dinero que recibió durante la primera transferencia de parte del proyecto, Doña Heidi inició su emprendimiento de venta de granizadas, convirtiéndose en su única fuente de ingresos actualmente, lo que le permite resolver las necesidades básicas de su familia. Paga mensualmente 200 quetzales por el alquiler del local.

“Agradezco mucho por la ayuda que me han brindado, pues me ha servido para salir adelante con mis niños y a poder traer el sustento diario a mi hogar”, destaca.

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