Chiquimula, Guatemala – En la región más afectada por la sequía en Guatemala, el Corredor Seco, la aldea El Sauce enfrenta las secuelas de años de lluvias insuficientes, desencadenando una seria crisis alimentaria. Entre los habitantes de esta comunidad guatemalteca se encuentra Olivia Vásquez Lorenzo quien, junto con su familia, es beneficiaria del proyecto: «Aumentar la seguridad, mitigar los riesgos y satisfacer las necesidades humanitarias de las poblaciones vulnerables afectadas por otras situaciones de violencia, desplazamiento forzado e inseguridad alimentaria en el norte de Centroamérica».
Este proyecto, financiado por la Dirección General de Protección Civil y Operaciones de Ayuda Humanitaria (ECHO) y ejecutado por Acción contra el Hambre en colaboración con otras organizaciones humanitarias, busca contribuir a mejorar la seguridad alimentaria y nutricional de las familias más vulnerables de la zona. Esto se logra a través de la provisión de asistencia alimentaria durante los meses más complicados y el fortalecimiento de los actores locales, tanto municipales como comunitarios. El proyecto también busca fortalecer el sistema de salud guatemalteco para la identificación y tratamiento de niños con desnutrición aguda.
«Ahorita ya he comprado remedios para mi niña que la han recuperado. Tuve que buscar medicamentos, llegué al Centro de salud a pedir y me recetaron, lo tuve que comprar. No hallaba con qué comprar y como tenía ese dinero, compré», relata con emoción.
La historia de Olivia resalta los desafíos a los que se enfrentan las madres en busca de la salud de sus hijos. «Más o menos la recuperé mi niña. Pero de más, el que he luchado con mi niña, que tengo de (bajo) peso. La última vez que (la) pesé me dijeron que estaba mejor. De peso había aumentado, había crecido”.
Olivia revela el impacto positivo de la ayuda humanitaria brindada a través del proyecto. «Aquí no hay de qué ganarse la vida. Bien, bien agradecida queda uno por lo que le ayudan», señala Olivia, describiendo las limitadas oportunidades para subsistir en su entorno.
El fenómeno de pocas lluvias en el Corredor Seco Centroamericano provoca una disminución significativa en las cosechas de maíz y frijol, alimentos básicos para muchas familias en la región. Además, la persistencia de condiciones del fenómeno climático El Niño provocó irregularidades en el inicio de la temporada de lluvias, complicando la siembra, especialmente para los hogares pobres del Corredor Seco cuyos recursos para la compra de insumos se han visto afectados.
«He comprado un maíz frijol y arroz. Pero primero, los alimentos de los niños», revela Olivia, resaltando la prioridad que asigna a la nutrición de sus hijos.
La experiencia de Olivia Vásquez Lorenzo es un testimonio vívido de la resiliencia que caracteriza a las comunidades del Corredor Seco. Su capacidad para sobreponerse a las dificultades refleja el impacto tangible de la ayuda proporcionada por organizaciones como Acción contra el Hambre y el donante ECHO.