Las historias que se cuentan desde terreno pueden ser herramientas vitales para anticipar o responder a emergencias o desastres como tormentas o huracanes, fenómenos vinculados al cambio climático al que cada vez son más vulnerables familias de zonas rurales en Centroamérica.
Estos eventos tienen consecuencias económicas, sociales, sanitarias y emocionales sobre las comunidades afectadas que se intentan identificar, mitigar y evitar en la medida de lo posible, un proceso en el que es imprescindible que las personas en riesgo se sientan involucradas, ya que son ellas quienes mejor pueden definir lo que ocurre a su alrededor, cuál es la situación y sus necesidades.
Con esta idea de base, se pensó en la técnica del vídeo participativo especialmente orientado a jóvenes como forma de transmitir información desde el terreno. Esta técnica consiste en que un grupo de personas crea su propia película, involucrando a los participantes en la realización de los mensajes, que se transmiten sin interpretación externa y reflejan de manera más objetiva sus temas.
Este proceso puede ser muy estimulante y permite que las comunidades comuniquen sus necesidades a las instituciones, transmitan soluciones que les han funcionado a otras aldeas o grupos, y alcen su voz y se empoderen.
Desde Acción contra el Hambre, como parte de un proyecto regional sobre Alerta Temprana en Centroamérica en el que trabajamos con organizaciones socias con la financiación de la Unión Europea (ECHO), elaboramos una Guía Metodológica para realizar vídeos y dimos unos talleres de capacitación en las aldeas de El Rodeo y El Boquerón (Guatemala), en los que aprendimos todos y todas.
Para poner en práctica la teoría se contó principalmente con los teléfonos inteligentes con cámaras de los padres de los jóvenes, y se repasaron técnicas para hacer vídeos de calidad y entregar un mensaje estructurado.
El objetivo es que, en el futuro, las historias de estos jóvenes sirvan para documentar testimonios, informar a la población de manera oportuna y eficaz sobre temas vinculados a la gestión de riesgos, para educar y mantener vías de comunicación actualizadas en situaciones de emergencia. Además, pueden facilitar que las organizaciones humanitarias intervengan con mayor rapidez y eficacia en caso de emergencia, al disponer de información relevante sobre la situación.